miércoles, 7 de abril de 2010

PREGUNTA N° 63 ONDINAS Y SIRENAS - en you tube -


PREGUNTA N° 63

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ONDINAS Y SIRENAS

¿Existe algún fundamento para la creencia en las Sirenas? Qué propósito siguen?

Respuesta: Las ondinas y las sirenas no son ficciones de la imaginación. Nos complacemos mucho considerando este mundo como una gran máquina en perpetuo movimiento, y tratamos de explicarlo todo con una u otra teoría científica. La gente dirá que el sol calienta el océano, que el agua se evapora, se eleva a un estrato más frío, y que allí se condensa en nubes las cuales son movidas por el viento, y cuando se condensan suficientemente, el agua del mar cae como lluvia. Después vuelve al océano como ríos, y eso es todo lo que hay en este proceso.
Si, pero cómo podría suceder esto sin estar alguien dirigiéndolo, y alguien trabajando en ello?
Sabemos muy bien que un edificio se hace de ladrillos. Un ladrillo se coloca encima de otro, y
se construye a la altura que se desee. Pero los ladrillos no se colocan allí por sí mismos.
Tienen que ser cargados y lo mismo sucede en la economía de la naturaleza. Los trabajadores, los espíritus de la naturaleza, se encuentran en todas partes. Ellos, como nosotros, tienen su trabajo y su evolución, y todo en la naturaleza es un proceso ordenado. Estas ondinas y sirenas están relacionadas con la condensación del agua y con la tarea de mantener en el agua las cosas en orden, formando plantas y cosas parecidas, de igual manera que los gnomos forman las flores en la tierra. Decimos que una planta crece, pero de modo similar a los ladrillos de una casa, así los átomos tienen que ser puesto en las plantas.
En el caso de los seres humanos, los que se encuentran en el Segundo Cielo están preparándose para construir nuevos cuerpos, y aprenden a formarlos mejores, trabajando en nosotros para crear estos cuerpos. Más tarde vuelven a la tierra con aumentada experiencia, y eso los auxilia para construir un cuerpo mejor en la siguiente ocasión. Similarmente, los pequeños espíritus de la naturaleza que llamamos gnomos, ayudan para formar las plantas y
las flores, y las sílfides son los agentes para elevar el agua que ha sido desmenuzada por las
ondinas, a los cielos, donde se condensa en nubes. Luego las sílfides son la causa de los vientos y mueven las nubes de uno a otro lugar y producen las tormentas y la lluvia. De esa manera un departamento de la naturaleza trabaja con los otros. Las salamandras son los espíritus del fuego, y posiblemente las menos conocidas, pero ellas también tienen su trabajo
que realizar modificando condiciones terrenas, etc. Acuérdense de la obra de Shakespeare "Sueño de una Noche de Verano". Eso es una realidad. Se trata de lo siguiente; en el solsticio
de invierno, cuando todo está muerto, cuando la tierra está durmiendo bajo su manto de nieve, el nuevo impulso de vida, la vida Crística, fluye dentro de la tierra y comienza a manifestarse hacia la periferia, dando vida a las semillas en el suelo, proporcionándoles la vitalidad que necesitan para brotar. También infunde vitalidad en todos los seres que viven sobre la tierra.
Esta vida de Cristo nace en el solsticio de invierno, cuando el sol está en el punto más bajo de su declinación. Así, en el invierno tenemos más espiritualidad, porque ese impulso de vida
divina nos llega nuevamente cada año, y el Salvador nace de esa manera para salvar a la humanidad del frío, y el hambre que resultaría si el Sol estuviere siempre en el punto austral
de declinación.
El impulso es espiritual porque no se manifiesta actividad física alguna en la naturaleza, en ese tiempo. Por el contrario, en el verano, todo es actividad en el mundo. El solsticio de verano es el punto culminante del impulso físico, y es en ese tiempo que los espíritus de la naturaleza tienen su festival. Se ponen contentos, se vanaglorian, y sienten gratitud por haber
logrado su trabajo habiendo auxiliado para la manifestación de este milagro de fecundación, y
expresión, de todas las cosas físicas que han renacido. En ese tiempo comienza la fructificación, los frutos comienzan a madurar y entonces vamos hacia la cosecha, que tiene lugar en el equinoccio de otoño. Así, estos espíritus de la naturaleza tienen una gran tarea que cumplir.
No es sólo cierto que ellos existen, sino que desempeñan una importantísima parte en el trabajo del mundo.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel


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