EL PROPÓSITO DE LA TENTACIÓN
PREGUNTA N°127
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¿Sería siempre correr un gran riesgo tentar a una persona cuyo horóscopo muestra a Mercurio o a Neptuno afligidos por Saturno, sin tomar en cuenta los testimonios contra pesantes?
Respuesta: Precisamente para eso estamos aquí: para tener tentaciones. ¿Nunca ha pensado usted que la tentación es una de las más grandes bendiciones que podemos tener, porque si permanecemos firmes en el bien entonces hemos ganado y adquirido una virtud definida? Si no, sufriremos las consecuencias y aprenderemos por medio del dolor que nos vendrá.
Hay en la Biblia un ejemplo de esto. En un lugar se nos dice que el Rey David fue tentado por Satán a ir contra el pueblo, y cuando lo hizo ciertas cosas terribles le acontecieron; un gran número de israelitas murió de pestilencia. En otro lugar leemos que Dios tentó a David a contar el pueblo y entonces Dios dijo: "voy a castigarte. Serás derrotado por tus enemigos, o tendrás pestilencias, muerte de tus campamentos, y David dijo: "Ruego que caiga yo en las manos de Dios". Entonces muchos miles de los hijos de Israel fueron heridos por el ángel de la muerte. Estas dos narraciones son idénticas. Una afirma que Satán lo tentó, y la otra dice que Dios tentó a David. A primera vista parece muy extraño que Dios haya tentado a David o mandado a David ser cierto rey y luego castigarle por haber hecho lo que le fue dicho que hiciese. Sin embargo, cuando miramos el asunto un poco más de cerca, podemos ver que es simplemente un caso en donde el maestro tienta a su discípulo a hacer algo que es malo o le pone una trampa con el fin de ver si ha aprendido cierta lección.
Un examen ante una junta o tribunal escolar tiene el objeto de ver si el discípulo comprende lo que se le enseña. Si se ve que no comprende, el Maestro investiga la manera de enseñarle más tarde. Satán en la Biblia no quiere decir un monstruo que vaga por la Tierra con cuernos y cola, sino que significa un adversario. En el momento del examen el Maestro se convierte en un adversario del alumno. Dios dijo a David: "Ve y cuenta a tus hombres porque va a haber una batalla con los Moabitas", y El esperó que David dijese: "¿Qué objeto tiene contar a Israel? Los hombres no cuentan. Eres tú, Señor, el que cuenta. Eres tú en quien confiamos, no en nuestra propia fuerza". Si él hubiese contestado así, entonces habría aprendido su lección.
En lugar de eso fue y contó a Israel y tal vez pensó: "Bien, creo que podremos vencer a estos Moabitas, y de todos modos no creo que necesitamos tanto del Señor". El Señor tenía que demostrarles, tanto a él como a los israelitas, que ellos no estaban preparados para confiar en sí mismos -que ellos necesitaban del Señor- y en una noche segó la vida de muchos miles y los redujo a un puñado. Entonces El dijo: "Ahora saldré y pelearé por vosotros, y conoceréis que soy Yo Quien os dio la victoria". Así es que la tentación es buena, para probar si somos lo suficientemente fuertes de carácter y si hemos aprendido la lección. Así es si una persona pone delante de usted un vaso de licor, o le tienta en alguna otra forma. Si uno es débil ante la lección significa que tenemos todavía que aprender al respecto.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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