PREGUNTA N° 31
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MODIFICACIÓN DEL KARMA
¿Es licito interferir con el Karma, o debemos afirmar nuestra divinidad y elevarnos por encima de las circunstancias por la afirmación de nuestra divina naturaleza?
Respuesta: Una pregunta semejante fue hecha al señor Max Heindel en una de sus recientes conferencias en Los Ángeles, y él contestó más o menos así: Si bien es cierto que todas las grandes religiones son divinamente dadas, hay una religión para los pueblos occidentales, así como existe el Hinduismo para el pueblo de la India, y no vemos ninguna razón para copiar la terminología hinduista y obligar a la gente de aquí a aprender sánscrito cuando tenemos una lengua tan excelente de por sí, con palabras capaces de expresarlo todo. Para aclarar las cosas pongamos un ejemplo de lo que ocurrió hace algunos años. Existía en ese tiempo una controversia en el seno de una sociedad que comete el error de promulgar enseñanzas orientales y usar sus términos aquí en Occidente. La disputa era acerca de la palabra Avyakta.
Ni aún los hindúes están seguros del significado de su terminología. Fueron usados toneladas de papel y barriles de tinta para poner fin a la controversia y la siguiente parece ser la definición que adoptaron por mutuo acuerdo: Avyakta es Parabraham envuelta en Mulaprakriti, de la cual sus Upadhis son hechos durante el Manvantara, y en la cual se reabsorberán de nuevo al arribo del Pralaya. Max Heindel dijo entonces que él esperaba que el auditorio hubiese comprendido el significado de la palabra "Avyakta". Cuando la concurrencia rió y movió sus cabezas, y el que habla expresó sus sentimientos por la falta de comprensión del auditorio con relación a una explicación tan eruditamente elevada, el que habla, decimos, trató de usar el lenguaje ordinario, la variedad común de inglés, para ver si esto resultaba: "Avyakta es la Divinidad envuelta en la Sustancia Raíz Cósmica, de la cual sus vehículos son hechos durante el Día de Manifestación, y en la cual se reabsorberán a la llegada de la Noche Cósmica.
Cuando el auditorio hubo declarado que comprendió esta explicación, el señor Heindel dijo que lo mismo sucede con la palabra Karma". En los Estados Unidos y además en una gran parte del mundo, todo el mundo sabe lo que es "una deuda de destino sin previa explicación, y hay un número de otras palabras inglesas que pueden ser usadas con mejor resultado que la palabra hindú karma, que carece de significado para la mayoría de los occidentales. El que
habla también sostuvo que palabras tales como “astral” y “encarnación” estaban fuera de lugar porque han sido inventadas para significar algo no muy bien definido. Lamentó que la palabra "encarnación" haya sido usada en nuestra más antigua literatura, especialmente en el Cosmos.
Los Hermanos Mayores, quienes le dieron la enseñanza en alemán, siempre usaron la palabra "Wiedergeburt", que significa renacimiento, y hay mucha diferencia entre los dos términos, lo cual puede ser que no parezca a primera vista.
Para un "Espíritu" es posible encarnar en un cuerpo adulto, echando a su poseedor de su vehículo, obsesando el cuerpo, pero cuando decimos renacimiento, no existe, ni puede existir, otro significado. En vista de estos hechos, el que habla insta a los estudiantes a no usar nunca el término “encarnación”, sino siempre la palabra renacimiento. Continuando, él contestó la pregunta como sigue: "Ahora tomaremos la primera parte de la pregunta: ¿Es lícito interferir con el destino? Y para arribar a una conclusión, primero veamos ¡quién hizo el destino!
Nosotros lo hicimos. NOSOTROS pusimos en movimiento la fuerza que ahora ha madurado convirtiéndose en destino, y habiéndolo creado, tenemos ciertamente el derecho de cambiarlo hasta donde es posible. De hecho ésta es la marca distintiva de la Divinidad: regirnos nosotros mismos. La gran mayoría de la humanidad se ve dominada por los astros, los cuales componen el "Reloj del Destino". Los doce signos del Zodíaco corresponden a las doce horas del día y de la noche; los planetas pueden ser comparados a la manecilla horaria y nos señalan el año en el que una cierta deuda de destino está madura para expresarse en nuestras vidas. La Luna indica el mes, y atrae ciertas influencias que nosotros sentimos sin tener conciencia de que están siendo ejercidas, o sin nuestra comprensión de su finalidad.
Sin embargo, estas influencias tenderán a alinear nuestras acciones con el destino que hemos creado en años pasados o en vidas anteriores, e invariablemente la cosa pronosticada sucederá.
Esto es, sucederá, a menos de que nosotros hagamos nuestra parte. Sí, existe un a menos que, gracias a Dios, porque si no fuera así, si no hubiese posibilidad de cambiar el destino, entonces podríamos también sentamos y decir: "Comamos, bebamos y alegrémonos, que mañana moriremos". Estaríamos entonces en manos de un destino inexorable y seríamos incapaces de hacer nada por nosotros mismos. Pero, gracias a Dios, existe una probabilidad que no es mostrada en el horóscopo, a saber, que la humana VOLUNTAD se afirme y evite el destino.
Recordaréis aquel bello poemita que aparece en el Concepto Rosacruz del Cosmos:
"Un barco zarpa para el este y otro para el oeste
con el mismísimo viento para los dos:
es el rumbo y no el huracán
el que determina el camino que llevan."
Es de la más grande importancia que determinemos el rumbo de la barca de nuestras vidas como lo deseamos, y nunca tener escrúpulos de interferir con el destino.
Esto también nos lleva a la idea de las "afirmaciones" como factor en la vida. Esto en sí mismo es estúpido. Es trabajo y acción lo que necesitamos en la vida, como usted podrá fácilmente verlo por medio de una ilustración. Supongamos que una semillita de esos bellos claveles estuviese dotada de lenguaje, y que hubiese venido a nosotros, diciendo: "Soy un clavel". No le contestaríamos nosotros?: "No, no eres un clavel, tú, cosita tonta. Tienes las potencialidades en ti, pero tendrás que ir al jardín y enterrarte por un tiempo y crecer.
Solamente por este proceso puedes convertirte en un clavel, nunca por medio de afirmaciones". Similarmente sucede con nosotros mismos. Todas las “afirmaciones” de divinidad son vanas a menos que se acompañen de acciones de carácter divino. Los hechos probarán nuestra divinidad en una forma que nunca podrían hacerlo las palabras.
del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas"
Tomo Segundo, de Max Heindel
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